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Fair Tricks

Jim y Sage Hagy escribieron en 2019 el libro Fair Tricks, The Magicians at the Columbian Exposition, Chicago 1893 (Trucos de Feria, Los Magos en la Exposición Colombina, Chicago 1893) En 2021 se emitió la tercera edición que es la que se reseña.

La Feria Mundial de Chicago o Exposición Colombina, se llevó a cabo en dicha ciudad en 1893 para festejar los 400 años de la llegada de Colón a América. La inauguración se retrasó un año por lo que no se realizó en el aniversario en cuestión.

Basándose en un rumor de que Harry Houdini, siendo joven, había participado en la feria, Jim y Sage Hagy comenzaron la investigación, que concluyó en el libro de 121 páginas con ilustraciones a color, una amplia bibliografía y una larga lista de magos en la feria.

En un amplia área de Chicago se levantaron edificios temporales, amplios pabellones y zonas que eran réplicas de tierras lejanas como Egipto, Persia, Túnez, Arabia, China, Algeria, Turquía y un largo etcétera. Es increíble la descripción de las áreas tan grandes dedicadas a representar cada país, con edificios erigidos solo con ese fin (desmantelados al finalizar la feria) y representantes de esos países viviendo dentro de la feria “para que se les viera en su estado natural”

Dentro de cada “villa” había venta de artículos, comida y presentaciones de espectáculos, tanto callejeros como en espacios cerrados. Se dice que frecuentemente uno gastaba mucho más en los espectáculos adicionales que en la entrada en sí a la feria. En algunos casos era el boleto de la feria, más el acceso a cada villa en particular, adicional a eso, los espectáculos que uno quisiera ver. Para recorrer todo se necesitaban muchos días y una amplia cartera.

Howard Thurston, Frank Hewes, Princess Nanna y Harry Houdini son algunos magos que estuvieron relacionados de una u otra forma con la feria. También, fuera de ella, pero aprovechando la ocasión, en Chicago se dieron cita muchos magos y falsos espiritistas, entre ellos Emil Jarrow, Zanzic, William Robinson (Chung Ling Soo), T. Nelson Downs, Alexander y Adelaide Hermann, Harry Blackstone y muchos más.

Tras el cierre de la feria se desmantelaron las estructuras y se desbandaron las compañías artísticas, en varios casos dejando varados a los extranjeros. Los juglares de la India y magos chinos recorren Estados Unidos, comienza una fiebre por la magia con estilo oriental (los llamados juglares de la India se habían presentado desde inicios de siglo XIX en Reino Unido) La magia americana toma muchos elementos de ellos. Harry Houdini asegura haber aprendido de chinos en la feria el truco de tragar agujas y sacarlas de nuevo de la boca enhebradas en un hilo. Magos de occidente imitan mucho a los de oriente, siendo uno de los ejemplos más famosos William Robinson que se hacía pasar por el chino Chung Ling Soo.

Se da una mezcla, digamos un “mestizaje” de magia. En occidente se conocen formas tradicionales de magia de oriente y se les comienza a adoptar. Al abrirse fronteras también en oriente comienzan a adoptar estilos de occidente. El libro concluye planteando que en la feria de 1893 la magia oriental “apareció” en occidente y al mismo tiempo comenzó a “desaparecer” en sus lugares de origen.

Entra también a flote el tema de la época de probar que la magia occidental era superior a la oriental y la apropiación de la misma. Para más detalles se puede leer The rise of the Indian rope trick.

En este tema se hace el planteamiento de si Robert-Houdin se refería a esto al escribir en 1878 que “un mago no es un malabarista” (juggler o jongleur se puede traducir como juglar o malabarista) Frecuentemente se traduce o entiende en el contexto de malabares ¿pero acaso se deslindaba de los juglares de la India y otras tierras?

Fair Tricks es un libro realizado con una meticulosa investigación. Publicado bajo el sello de Reginald Scot Books (interesante nombre ya que remite al autor de Discoverie of Witchcraft, primer libro en inglés que explica trucos de magia en 1584) en su tercera edición está limitado a 250 ejemplares y se puede conseguir directamente con los autores.

Fair Tricks, The Magicians at the Columbian Exposition, Chicago 1893
Jim y Sage Hagy
2019. Tercera edición 2021.
Reginald Scot Books. 121 páginas.

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Balancing Acts

Portada de Balancing Acts. Se muestra con fines ilustrativos.

Daniel Lamarre ha trabajado con Cirque du Soleil por más de 20 años. Fue director ejecutivo, actualmente vicepresidente. Su formación laboral incluye televisión y relaciones públicas. En enero de 2022 publicó su libro Balancing Acts, donde en la introducción lanza la pregunta ¿por qué debería leer el libro de creatividad y liderazgo de un CEO cuya compañía se declaró en bancarrota? Una forma muy honesta de comenzar.

A lo largo del libro Lamarre narra cómo pasó de un empleo estable en el que era accionista a “huir con el circo” tomando un trabajo que no parecía la mejor idea. Con el paso del tiempo fue acoplándose al nuevo ambiente, viendo que su modelo rígido “de oficinista” no serviría en un ambiente creativo. Todo el libro apuesta mucho por la creatividad e invita al lector a que en su negocio busque las mismas bases, aunque el giro no parezca “creativo” a primera vista.

Narra la utilidad de buenas relaciones públicas, manejo de crisis, tener una ética de trabajo y no desviarse de ella. Cuenta el proceso tras la creación de algunos espectáculos icónicos como LOVE, O y Ka. Analiza lo que los ha hecho funcionar tan bien. No deja de lado los descalabros. Enumera las grandes fallas del Cirque: Zaia, Banana Shpeel, Viva Elvis, R.U.N. y el estira y afloja con BeLIEve y sus múltiples encarnaciones. En cada uno de ellos explica qué no funcionó y por qué era predecible el resultado al desviarse de sus lineamientos y/o no escuchar las necesidades del cliente, incluso desconocer su propia marca.

Indica que normalmente en las empresas no se maneja el “qué queremos” sino el “qué no queremos” no el “qué puedes hacer” sino el “qué no puedes hacer” lo cual deja una visión borrosa del objetivo.

Señala también que es mejor al elegir socios comerciales (o eventualmente compradores de la empresa) hacer tratos con quien comparta valores contigo y tu empresa. En los momentos en que el Cirque se ha puesto en venta no se ha tratado de ganar dinero con la transacción y vender al que ofrezca más, sino al que mantenga los principios y libertad artística requerida por su personal.

Inevitablemente se llega al COVID y cómo la pandemia de un día para otro cerró el telón. De repente no tuvieron ni un centavo de ingreso pero si múltiples gastos. Se tuvo que llenar la banca rota. Un grupo de acreedores es el nuevo propietario. Lo interesante es que en ese momento varias compañías estaban dispuestas a comprar el Cirque, aunque tuviera deudas, aunque no hubiera funciones por tiempo indefinido. Hubo tanto quien esperaba comprar a precio de remate como quien estaba dispuesto a pagar precio completo por ellos. Gracias al trabajo de años Cirque se creó una marca, una imagen, que aun detenida y en quiebra valía muchísimo y le ha permitido ir resurgiendo poco a poco. Es a lo que Lamarre apuesta en Balancing Acts. Ser creativo, hacer de tu negocio algo tan especial que hasta en el peor escenario no pierda valor.

Algunas de las frases que me gustaron:

– Uno de los retos más difíciles de una vida creativa: ¿cómo llenar el hueco entre una idea brillante y su ejecución práctica?

– Ser creativo es hacerte vulnerable.

– Fui contratado por mi experiencia, pero mi experiencia seguía interponiéndose.

– Muchos gerentes no consideran la creatividad una prioridad porque creen que su trabajo es decirle a la gente qué no pueden hacer.

– Ven a mi con tus más locas ideas.

– Conoce tu marca, tus clientes ciertamente lo hacen.

– La misión artística del Cirque “Invoca la imaginación, provoca los sentidos y evoca las emociones de la gente alrededor del mundo”

El 16 de junio Cirque du Soleil cumplió 38 años. Que mejor forma de celebrarlo que leyendo Balancing Acts.

Balancing Acts
Daniel Lamarre con Paul Keegan
Harper Collins, 2022
244 páginas

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A Magician Among the Spirits

Portada de «A Magician Among the Spirits» Se muestra con fines ilustrativos.

Harry Houdini, conocido mago y escapista, también es recordado por su lucha contra el espiritismo y su trabajo para desenmascarar falsos médiums. En 1924, dos años antes de su muerte, publicó A magician among the spirits (Un mago entre los espíritus) donde da cuenta de sus años de investigación sobre el espiritismo.

La edición revisada es una reimpresión de Time Life Books, parte de la Collector’s Library of the Unknown (Biblioteca de lo Desconocido del Coleccionista) resultándome irónico que este trabajo crítico se publique en una colección así. Los editores decidieron o hacer una edición facsimilar o no tomarse la molestia de dar datos de la impresión. Así, se indica «primera edición» «1924» y nada habla sobre Time Life (solo el ISBN grabado en la contraportada nos lleva a información que es de 1991)

En los primeros capítulos Houdini describe las vidas y casos estudiados de algunos médiums, como las hermanas Fox (con quienes comienza el espiritismo) Daniel Dunglas Home, Palladino, Ann O’Della Diss Debar y el Dr. Salde. También describe su encuentro con uno de los hermanos Davenport, quien indica que a pesar de su presentación del gabinete espiritista, nunca se presentaron como médiums. A cada uno de ellos dedica un capítulo y presenta datos biográficos. Las hermanas Fox confesaron que todo era un engaño, Home y Diss Debar estuvieron presos por cazar fortunas de crédulos clientes.

Se describen algunas técnicas utilizadas por espiritistas como escritura automática, escritura en pizarras, fotografías, materializaciones y ectoplasma. En algunos casos, con lujo de detalle explica la forma en que se logran los engaños y en otros casos, aunque plausible, parece más que está adivinando.

La última mitad del libro se empieza a hacer monótona. Continúa explicando casos, comités de evaluación a favor, en contra y neutrales. Los capítulos ya no se dividen por personajes como al principio y se empiezan a hacer confusos los nombres. Algunos son nombres mencionados antes y otros aparentemente son personalidades de la época para los cuales no hace presentación.

Houdini repetidamente menciona su deseo de establecer un contacto con el más allá, su deseo de creer y encontrar pruebas de que es real, sin embargo, indica, en sus investigaciones a lo largo de los años solo ha encontrado engaños realizados ya sea por personas que actúan de mala fe, como por personas que en verdad creen en el engaño que realizan.

Popularmente se habla de una rivalidad irreconciliable entre Arthur Conan Doyle (creyente fervoroso del espiritismo) y Houdini, antaño amigos. En el libro el autor menciona que el choque de ideologías no ha afectado su amistad.

Siento contradicciones en la redacción. Houdini, a pesar de insistir en que quiere creer, por los repetidos improperios con los que acaba cada capítulo, tiene conclusiones muy claras. De igual forma la manera en que habla de Doyle no hace creer que estén en muy buenos términos.

Respecto a los comités para evaluar la veracidad de los casos menciona que es imprescindible la existencia de un mago, ya que el médium utiliza técnicas que los científicos regularmente desconocen.

Es un trabajo muy documentado con cartas y recortes de periódico de la amplia colección del autor.

A Magician Among the Spirits
Harry Houdini
1924. Varias reimpresiones
294 páginas

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The Great Illusionists

Portada de The Great Illusionists

Edwin Dawes es bioquímico y conocido coleccionista, historiador y escritor de magia británico. De 96 años, sigue activo, preparando un compendio de artículos publicados entre 1972 y 2005. Los libros que he podido revisar de él se enfocan principalmente en la magia de Reino Unido.

Según Magicpedia, su primer libro fue The Great Illusionists (Los Grandes Ilusionistas), que es el que nos ocupa en esta reseña. Publicado en 1979, en la introducción, el Dr. Dawes indica que el título que originalmente quería era The Pursit of Illusion (La Búsqueda de la Ilusión) pero sus editores sugirieron el título final.

Se trata de un libro de historia de la magia principalmente centrado en la escena Británica, mencionando magos que hayan trabajado alguna vez en ese reino (tanto de fijo como de visita) Es un trabajo excelentemente documentado. Por momentos se siente muy académico y en los primeros capítulos que hablan de épocas antiguas e Inglaterra del siglo XVI la lectura es un poco difícil por alternar con citas en inglés antiguo. A lo largo del libro constantemente se intercalan otros trabajos y a veces es difícil diferenciar el texto principal y la cita. Fuera de eso es un libro que atrapa y fácil de seguir.

Comienza mencionando los registros de magia en Egipto y Grecia, continúa con los primeros libros de magia en Inglaterra y España. Hace un análisis de las palabras inglesas para referirse a la magia y diferenciar la producida por influencia de demonios y la de habilidad de mano. Hoy en día dichas palabras en inglés se usan de forma indistinta para referirse a los trucos de magia, pero en la antigüedad podían ser la diferencia entre la vida y la muerte.

Menciona numerosos estafadores que en sus carteles publicitarios ofrecían lo imposible con tal de ganar público en los teatros. Personajes de artes afines como malabaristas, sombras chinas y contorsionistas, frecuentemente citando sus orígenes y primeros ejecutantes conocidos. Constantemente existían pleitos entre ellos adjudicándose la invención de algún truco o disciplina.

Se muestra así mismo una época en la que la escena mágica estaba estrechamente relacionada con la ciencia, siendo presentaciones donde se realizaban conferencias sobre avances científicos y su posterior demostración, frecuentemente aplicadas a la magia. Así las linternas mágicas y el llamado fantasma del Dr. Pepper crean las fantasmagorías, espectáculos donde se mostraban fantasmas ante el público.

Es inevitable mencionar a John Henry Anderson “El gran mago del Norte” y la visita de Robert-Houdin al país. También se revisa la historia de Chung Ling Soo, estadounidense que se hacía pasar por chino y sucumbió en Londres en el truco de atrapar la bala.

El libro cuenta con numerosa bibliografía. Respecto al Gran Lafayette cita la revista Magic de Ellis Stanyon (publicada de 1900 a 1920) . Al estar en mi librero, revisé el número indicado, de 1901. Resultó muy extraño estar leyendo sobre su muerte en un incendio en 1911 y unos minutos después una reseña de su espectáculo 10 años antes, todo esto más de un siglo después.

Los grandes representantes de Inglaterra son Devant, Maskelyne y Cooke en el Egyptian Hall, también señalados por el Dr. Dawes.

El libro finaliza con la muerte de Harry Houdini (1926). En el párrafo que constituye el epílogo el autor menciona que el desfile de trabajadores de milagros, malabaristas, magos, traga-fuegos, escupidores de agua y lectores del pensamiento llega a su fin con la muerte de Houdini, cerca de medio siglo atrás. No es mala idea para un historiador detenerse en ese punto, mirar atrás y tener el lienzo en perspectiva.

En un principio sentí que faltaba historia de inicios de siglo XX, pero tras le explicación me pareció bastante consciente detenerse en ese punto, sumando, que desde la publicación del libro han pasado 43 años, el momento en que paró ha quedado 96 años atrás, lo que puede incrementar la sensación de que faltaron pasajes más actuales.

Un libro totalmente recomendable, profusamente ilustrado en blanco y negro con grabados, carteles y fotografías antiguas.

The Great Illusionists
Edwin A. Dawes
Chartwell Books, Inc
1979
216 pp

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Trade of the Tricks

Portada de Trade of the Tricks. Se muestra con fines ilustrativos.

Graham M. Jones es antropólogo lingüista y cultural, es profesor en el Instituto Tecnológico de Massachusetts y en 2011 publicó en la University of California Press el libro Trade of the Tricks, inside the magician’s craft (Comercio de los Trucos, dentro del oficio del mago)

Jones centró su trabajo en Francia, ya que Robert-Houdin, francés, es conocido como «el padre de la magia moderna» (una reseña de sus memorias puede consultarse aquí)

Jones investiga a la magia como gremio, como grupo organizado de personas. Un grupo donde «individuos auto motivados cultivan un conocimiento técnico especializado extremadamente demandante, sobre el cuál ellos se enorgullecen» concluyendo que se cumplen las condiciones para ser llamado geek.

En un capítulo analiza el peso que los magos le dan a los secretos, la manera en que se protegen, se intercambian, se comercializa con ellos. Indica que el valor de la información es inversamente proporcional a qué tanto se comparte. Si se desea crear información valiosa hay que asegurarse de que poca gente tenga acceso a ella, pero al mismo tiempo hay que dejar correr el rumor de que existe.

Los secretos dentro de la magia ¿son necesarios o es una convención? Jones menciona que está establecido que el espectador pregunta «¿Cómo lo haces?» aunque en realidad no quiere saber el secreto, y el mago contesta «no puedo decirlo» aunque en realidad no le interesa. Sin embargo los secretos se protegen como si fuera lo más importante en la magia y cada vez que se cuenta al público cómo se hacen los trucos el gremio se molesta y pide acciones contra la persona en cuestión. Esto se remonta a los tiempos del teatro de music hall y en cada nuevo cambio cultural o tecnológico se repiten los patrones (televisión, internet)

Los magos se reúnen en clubes y organizaciones. A lo largo de los años han ido cambiando los parámetros de ingreso. En un principio con la idea de la secrecía solo podían ingresar profesionales. Posteriormente los aficionados entraron, siendo el grupo más numeroso en las reuniones, convenciones y los mayores clientes de material mágico.

Se menciona que Robert-Houdin, al ser el padre de la magia moderna, sentó además las bases del mago varón, burgués y heterosexual. Hay pocas mujeres dentro de la magia y se suele encasillar el tipo de magia que pueden hacer los hombres y las mujeres. Los primeros magia virtuosa, las segundas magia poética. «Las elecciones estéticas sirven como características icóncas de auto visualización de género» es decir se suele considerar que el ejecutante toma la estética propia del género con que se visualiza. Se cita un comentario de un mago que indica que la magia queer existirá solo si los magos dejan de pensar en su cheque.

Al ser las reuniones predominantemente de hombres existe un «lenguaje de vestidor». En su calidad como profesor, el autor menciona que le desesperaba ver que en las reuniones poca gente le pone atención al orador. Mientras algunos platican al fondo del salón, otros juegan con cartas o monedas en las manos y otros gritan cosas a quien está al frente. Esto no es exclusivo de Francia.

Respecto a lo que si es exclusivo, o existe en pocos países, está un apoyo gubernamental a gremios escénicos. Al ser un trabajo en el que no se tiene un ingreso estable, al cumplir ciertas horas de trabajo ante público (que prueben que se es profesional) se puede aspirar a la ayuda para artistas. Dicho apoyo existe no sin controversias.

Otra discusión tradicional es si la magia es o no arte. Jones cita los puntos de vista de magos franceses. Robert-Houdin puede ser tanto héroe nacional como aborrecido. En sus entrevistas el autor encuentra la postura de que Robert-Houdin reinventó la magia a una forma más agradable para el gusto burgués del siglo XIX, siendo un entretenimiento comercialmente seguro, pero no un alto arte.

En las últimas décadas, también en Francia, se ha dado la llamada Magie Nouvelle (Magia Nueva) que busca un estatus más artístico acercándose a otras artes y apoyándose en ellas. Un mago se queja de que a los magos les interesa demasiado la cultura mágica pero muy poco la cultura general. Otro más indica que hay una diferencia crítica entre la magia moderna concebida como entretenimiento y la magia nueva, concebida como arte serio.

Siendo aficionado a la magia pude ver que gran parte de lo señalado en el libro aplica para la magia en México y seguramente en buena parte del mundo. El libro por momentos me parece muy académico. Es un trabajo muy bueno, con mucha bibliografía y notas. Respecto a algunas ideas personales que no lograba aterrizar, el libro me ayudó a encontrar los argumentos que buscaba.

Trade of the Tricks
Graham M. Jones
University of California Press, 2011
289 páginas

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The Unmasking of Robert-Houdin

Detalle de la portada de The Unmasking of Robert-Houdin. Se muestra con fines ilustrativos.

Jean Eugène Robert-Houdin mago francés (1805-1871) publicó sus memorias en 1858 con el nombre Confidences d’un prestidigatateur: una vie d’artiste (Confidencias de un prestidigitador: una vida de artista). Erik Weisz, escapista mejor conocido como Harry Houdini (1874-1926) en 1908 escribió The Unmasking of Robert-Houdin (El desenmascaramiento de Robert-Houdin) a modo de venganza contra su antiguo ídolo. Para tener un mejor contexto sobre esta reseña, recomiendo leer antes la de las Memorias de Robert-Houdin.

Robert-Houdin es llamado el padre de la magia moderna y Erik Weisz al acuñar su nombre artístico agregó una i al apellido del francés, supuestamente significando “como Houdin”. Se dice que Houdini intentó entrevistarse con la viuda del sobrino de Robert-Houdin y ella se negó. Debido a eso, Houdini decidió vengarse escribiendo un libro donde “desenmascarara” a su ídolo. A veces se dice que Houdini escribía un libro de historia de la magia y decidió enfocarlo a tirar del pedestal a Robert-Houdin.

También se dice que años después mencionó que debería haber escrito un libro de historia. Otras fuentes refieren que lo que dijo es que el título del mismo libro debió haber sido Historia de la Magia, poniendo aún más el dedo en la llaga.

Advertencia: por años he pensado que mientras más se de Harry Houdini peor me cae. Dicho esto pasaré a la reseña, basándome en la versión electrónica del Conjuring Arts Research Center, sobre la primer edición de 1908. Existen varios errores tipográficos resultado de una mala revisión después de digitalizar.

El libro me resulta pesado de leer, lo siento con poca unidad. Está dividido en capítulos dedicados a demostrar que Robert-Houdin no inventó los efectos que menciona en sus memorias, en varios casos Houdini se esmera no solo en probar que no los inventó sino que tampoco construyó lo aparatos ni tenía la habilidad para presentar un espectáculo interesante. Al hablar de cada truco proporciona referencias históricas del efecto con anterioridad a Robert-Houdin e intercala biografías y anécdotas de los magos a los que les atribuye la verdadera invención. La poca unidad radica en que en un momento está soltando calificativos contra Robert-Houdin y al siguiente dando la biografía con lujo de detalle de otro mago. En ocasiones en el texto proporciona referencias bibliográficas de periódicos, incluyendo número de página. Notas al pie hubieran sido mejor para no cortar el flujo del texto.

El libro contiene innumerables ilustraciones y programas, la mayoría con crédito a “colección del autor” “imagen rara” “poco conocida” “única foto existente”, “fotografía expresamente tomada para este libro”, “colección de Harry Houdini” y otras frases que me hacen pensar en que tenía mucho interés en plasmar su nombre (según la búsqueda de Acrobat Reader su nombre aparece 136 veces) Las ilustraciones, programas y posters son una verdadera joya, lo mejor del libro, lástima que muchos no son legibles, no se si en la edición impresa se puedan leer, pero en la digital resulta imposible en la mayoría de los casos.

Frecuentemente increpa a Robert-Houdin acusándolo de ser un ladrón, mentiroso, haber borrado de la historia a las personas que merecían ser recordadas y haber escrito un libro para alimentar su propio ego, entre otras cosas.

Me resulta interesante que Houdini, alaba a otros magos en pasajes como: “Como frecuentemente ha sucedido en la historia de los sabios y estudiantes, corría por la sangre de Pinetti un amor por el misterio con esa peculiar mancha de charlatanismo” “lo que sea que se diga sobre el charlataniso de Pinetti, debe admitirse que dio al arte de la magia un gran ímpetu que se sentirá por muchas generaciones” o “toda Europa había sido despertada a un nuevo interés a la magia por el brillante Cagliostro” (Cagliotro, fue un charlatán sentenciado por la inquisición debido a sus supuestos poderes) Es decir, le molesta que Robert-Houdin fuera un charlatán en sus memorias pero perdona y alaba a otros charlatanes. También es de recordar que Houdini frecuentemente decía que toda la publicidad era buena, hablaran bien o mal de él, lo importante era que escribieran bien su nombre. Aquí parece molestarle que la publicidad fuera de otra persona. Irónicamente, entre el público general suele haber confusiones entre Houdini y Houdin. En el mismo libro, al menos una vez, el nombre aparece como Robert-Houdini. No se si sea otro error de digitalización o así esté el original.

En otro punto dice “Henri Decremps […] autor que expuso y se esforzó por arruinar a Pinetti, pero tuvo éxito solo en inmortalizarlo” ¿Houdini no habrá tenido una experiencia similar con su libro?

Houdini dedicó mucho esfuerzo en investigar y amasar una magnífica colección, es una lástima que en vez de escribir un ameno libro de historia, usara su tiempo para una publicación llena de odio donde él trata de erigirse paladín de la justicia. La portada muestra a la justicia, con su balanza, quitando una máscara al busto de Robert-Houdin y el libro termina con “Y el producto de estas investigaciones las pongo frente al único jurado, el gran público lector. Mi trabajo está finalizado” Teatralmente acabando como un abogado o fiscal poniendo las pruebas frente al gran jurado.

Cabe destacar que en varias ocasiones dice que alguien con pocos conocimientos o un mínimo de inteligencia se da cuenta de los errores ¿Cómo es que él no se dio cuenta de inmediato y hasta eligió un nombre inspirado en este hombre? Por cierto, muchos de sus argumentos los basa en lo que Torrini le dijo a Robert-Houdin, personaje que en la década de 1940 se supo es ficticio. Houdini fue engañado.

Como dije en la reseña de las memorias de Robert-Houdin, está probado que hay imprecisiones históricas y personajes ficticios. No dudo que varios de los trucos en realidad sean atribuibles a otras personas, sin embargo como lo mencioné antes, sus memorias resultan una lectura muy amena, prácticamente una novela. Cosa que no sucede con el libro de Houdini, este, al contrario, es pesado de leer y uno termina asqueado preguntándose cual de los dos es el que tiene en verdad un ego enorme.

Mike Caveney en las notas a su Classic Correspondence en la revista Magic de abril 2015, menciona que Dai Vernon (conocido como El profesor y El mago que engañó a Houdini) solía decir que para Houdini no era suficiente triunfar, otros debían fallar.

Murice Sardina en 1947 publicó Les “erreurs” de Harry Houdini (los “errores” de Harry Houdini) traducido al inglés como Where Houdini was wrong (donde Houdini estaba mal) y Jean Hugard en 1957 escribió Houdini’s “Unmasking”: fact vs fiction (El “desenmascaramiento” de Houdini: hechos vs ficción). Ambos libros contradiciendo lo escrito por el escapista. En un futuro espero comentarlos aquí mismo.

The Unmasking of Robert-Houdin
Autor: Harry Houdini
Año: 1908
The Publishing Printing Co.
319 páginas

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Confidencias de un Prestidigitador

Portada de Memoirs of Robert-Houdin, se muestra con fines ilustrativos.

Jean Eugène Robert-Houdin fue un relojero y mago francés que vivió de 1805 a 1871, estando activo en el mundo de la magia, de manera profesional aproximadamente 7 años. Entre magos se le llama “el padre de la magia moderna” En 1858 publicó sus memorias bajo el nombre Confidences d’un prestidigatateur: una vie d’artiste (Confidencias de un prestidigitador: una vida de artista), que ha sido traducido a varios idiomas frecuentemente cambiando el título. La versión que se usó para esta reseña es la edición de Milbourne Christopher, para editorial Dover, con el título Memoirs of Robert-Houdin King of the Conjurers (Memorias de Robert-Houdin Rey de los magos).

Antes que nada, quiero aclarar que a nivel personal las autobiografías (y frecuentemente también las biografías hechas por familiares) las tomo con reserva, ya que suelen engalanarse episodios, o hacerse tendenciosas (véase por ejemplo Bailando sobre mi tumba de Gelsey Kirkland, aquí en Por los Teatros) David Britlan en la revista Genii de febrero de 2021 dice: “Las biografías son frecuentemente historias bien pulidas en que las vicisitudes del negocio del espectáculo son transformadas en drama entretenido” En la actualidad, se tiene bien documentado que las Confidencias de un Prestidigitador contienen varios episodios apócrifos.

Tal vez teniendo esto en mente, leí las memorias como una novela entretenida. Robert-Houdin (finalmente entendí que Jean Eugène es su nombre, Robert su apellido y agregó Houdin, el apellido de su primera esposa) da una poética introducción donde se remonta a sus días en el teatro, compara el libro con el escenario y al lector con el público. Se especifica que contará los pasajes importantes de su vida que lo llevan al camino de la magia, es decir no una autobiografía con detalles fuera de ese tema.

Narra cómo en su juventud, su ingenio y afición por crear aparatos y mecanismos lo metieron en problemas en la escuela, cómo su vida estaba destinada a aburridos trabajos de oficina, todo sea por satisfacer a su papá o tener un empleo redituable o bien visto por la sociedad. Originalmente su interés está en la relojería, su papá era relojero, pero al considerar que se tenían pocos ingresos, trata de que su hijo se dedique a otra cosa. Finalmente cede y lo deja ser aprendiz del oficio. Durante sus estudios, por accidente, cae en sus manos un libro de trucos de magia, lo cual despierta su afición.

Tras comer alimento envenenado, en el delirio de la fiebre, da con el mago Torrini y su fiel ayudante Antonio. Ellos lo ayudan a reestablecerse y es como da una primer presentación en público. Torrini le cuenta sus desventuras, su ascenso y caída en desgracia. Son los capítulos más romantizados del libro, frecuentemente me recuerdan a novelas y en ciertos aspectos a la película El Ilusionista (a Edward Norton le dieron a leer las Confidencias como apoyo para el personaje y varios trucos que se ven en la película se basan en efectos de Robert-Houdin, por lo que no me sorprende encontrar similitudes)

Torrini le cuenta sus ideas de lo que un buen mago debe hacer y lo que no. Varias de ellas me llaman la atención, tomando nota de las mismas. Al analizar si estos conceptos las presenta Robert-Houdin o Torrini, frecuentemente me encuentro en un conflicto: me interesa saber quién de los dos lo expone, sin embargo, Torrini es alguien que se sabe no existió, por lo que la pregunta sobra: son ideas de Robert-Houdin puestas en boca de un personaje.

La historia sigue avanzando, contando encuentros con otros magos de la época, frecuentemente decepcionado por la tendencia a ridiculizar al público varón y mostrándose caballerosos con las damas.

Robert-Houdin propone unas reformas, basándose en las recomendaciones de Torrini (?) entre ellas tener un escenario elegante y sencillo, sin que esté lleno de parafernalia innecesaria, preferencia de habilidad de manos sobre aparatos trucados, abstenerse de utilizar ropa excéntrica y usar solo la ropa que la sociedad civilizada reconoce como vestimenta de noche. No hacer bromas ni juegos de palabras, tener un código de conducta del cual no desviarse.

Actualmente los magos suelen entablar largas discusiones sobre si el frac está pasado de moda y es reminiscencia de Robert-Houdin cuando quería vestirse como igual con su público (no lo dice de esa forma) pero no veo que tomen como caballito de batalla las otras reformas propuestas.

Describe también sus presentaciones en las Soirées Fantastiques en París, su momento de apogeo y sus giras por Inglaterra y Europa. Esto dura apenas 7 años. Se retira a dedicarse a sus experimentos con electricidad y autómatas.

Frecuentemente se menciona que fue sacado de su retiro para sofocar una revuelta en Argelia, colonia francesa, derrotando a los “hechiceros” locales con sus trucos de magia. El episodio, relatado por Robert-Houdin, es muy diferente del que existe en el ideario colectivo.

Confidencias de un prestidigitador me parece un libro muy interesante, por momentos novela, por momentos manual sobre el código de conducta de un mago. Hay pasajes que actualmente se sabe son falsos y otros con imprecisiones históricas. Se mezcla mucho la incógnita de qué es real y qué es ficticio. Además si consideramos que la cultura popular ha modificado lo que contiene el libro, en la idea de la gente puede estar algo muy diferente a la realidad.

No siempre se ha sabido que las Confidencias tienen episodios falsos. Peter Lamont y Jim Steinmeyer indican en su libro The Secret History of Magic (La historia secreta de la magia) publicado en 2018, que fue en 1943 cuando el mito de Torrini se vino abajo. Hasta entonces se habían hecho pocas investigaciones al respecto.

Esto deja más incógnitas. Si son sus memorias ¿tiene episodios ficticios solo para engalanar la historia? La cita de David Britland tiene mucho peso en este caso. Como decía antes, hay pensamientos sobre la magia que los expresan sus compañeros, pero al saber que son solo personajes ¿entonces son las ideas de Robert-Houdin puestas en boca de otros? Lamont y Steinmeyer indican que tanto Torrini como Antonio, entre otras cosas, sirven para que el autor disfrace educadamente sus críticas a la magia de la época.

Me resultan de particular interés las diferencias que tienen las palabras conjurer, magician y prestidigitator (en inglés) y me hace preguntarme qué palabras usa en el original francés y cuáles serían los equivalentes en español. Por ejemplo, al inicio traduje King of conjurers como rey de los magos, aunque una traducción más literal sería rey de los conjuradores. Conjurador, en español, en realidad no se usa. Incluso la palabra magician no aparece como tal y magia solo se utiliza en el libro para decir magia blanca. Hoy en día estas palabras pueden usarse de manera indistinta, pero en la época tenían diferentes significados.

Me parece que Confidencias de un Prestidigitador es de los libros frecuentemente mencionado en el mundo de la magia pero poco leído. Lamont y Steinmeyer dicen que el mayor truco de Robert-Houdin, es precisamente este libro, un truco que sigue intrigándonos y dejándonos incógnitas 150 años después. Si leemos nuevamente la introducción dice “¿Por qué no debería convertir esta ficción en realidad? ¿No podría, cada noche cuando el reloj da las 8:00, continuar mi presentación bajo otra forma? Mi público será el lector, y mi escenario un libro”

Para esta reseña:
Memoirs of Robert-Houdin King of Conjurers.
Jean Eugène Robert-Houdin.
Notas e introducción de Milbourne Christopher.
Editorial Dover, 1964.
329 páginas.
Disponible en varios idiomas y editoriales.

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Apollo’s Angels – Conclusiones

Portada de Apollo’s Angels, se muestar con fines ilustrativos

Con esta tercer parte finalizo mis comentarios sobre el libro Apollo’s Angels, a history of ballet, de Jennifer Homans. Las primeras partes pueden consultarse en reseña y crítica.

Homans concluye que el ballet es un arte en decadencia, contaminado por lo contemporáneo y donde no se crea nada nuevo y los coreógrafos se aferran a obras de siglos atrás. Difiero completamente y encuentro contradictorio el no ver con buenos ojos lo contemporáneo y al mismo tiempo quejarse de presentar obras del pasado.

Si algo quedó de manifiesto durante la historia del ballet, es que a pesar de ser «clásico» y de «tradición» donde hay elementos que se han mantenido inamovibles durante siglos, hay otros elementos que han cambiado: Pasos nuevos, el pasar de salones de sociedad a teatros, de ser número entre actos de ópera a ser espectáculo completo, el uso de pantomima, saltos, giros. La introducción de zapatillas de punta. El cambio de los papeles de hombres y mujeres. Todo ha sido una evolución. Hoy en día distinguimos si una obra es clásica o contemporánea, pero es bastante probable que en un momento dado no haya sido tan clara esa línea, o lo que se consideraba contemporáneo, ahora lo vemos como clásico. No se puede separar de la historia de la danza clásica el papel de la moderna, contemporánea, neoclásica y todas las derivaciones.

¿Está bien seguir presentando obras de hace 100 años o más? Si, por algo son clásicas, porque gustan y son parte del legado y vale la pena mantenerlas en repertorio.

Por otro lado, concluyo que el ballet siempre ha sido patrocinado, nunca ha existido de manera independiente, posiblemente a excepción de los Ballets Rusos de Diaghilev, donde él mismo fungía como mecenas. En Francia antigua y moderna, Dinamarca, Rusia zarista y socialista, Inglaterra, Estados Unidos … Siempre ha estado patrocinada por el estado o por particulares, quienes han marcado el tema de las danzas. Frecuentemente se menciona a la URSS como ejemplo del país que imponía temáticas, pero incluso en la Francia revolucionaria, quien tenía el poder temporalmente era quien dictaba los temas. De igual forma en Estados Unidos donde los patrocinios son más bien de particulares y es a quien hay que dejar contentos presentando la temática que les interesa.

Finalmente agregaré que la idea de nombrar a Balanchine como el coreógrafo que finalmente acercó la danza al pueblo, alejándola de temas de nobleza que no son del interés de la gente común y corriente, yo diría que si acaso, ese privilegio le correspondería a Maurice Béjart, quien realizó obras con música del gusto popular como Queen y Edith Piaf, así como la Novena Sinfonía de Beethoven, planeada para presentarse en arenas deportivas. Espectáculos multitudinarios donde acercó al público tanto a la música clásica como a la popular/comercial uniéndola con la danza.

Apollo’s Angels
Jennifer Homans
Random House
Nueva York, 2010
643 pp

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Apollo’s Angels – Crítica

Detalle de Apollo’s Angels. Se muestra con fines ilustrativos.

En la entrada anterior di la reseña general del libro Apollo’s Angels, a history of ballet, de Jennifer Homans. En esta segunda parte daré mi crítica.

En general el libro tiene un estilo muy ligero, en ocasiones se siente incluso en tono de chisme cuando se trata de dar detalles personales de los protagonistas de la historia del ballet. Hay descripciones bastante interesantes de algunas obras, en las que se da un análisis con interpretaciones en las que nunca hubiera pensado. Por momentos me queda la duda de si esa interpretación es de la autora o es la intención que originalmente se le dio a dichas obras.

Los primeros capítulos me parecen muy interesantes pero mi decepción inició con el capítulo de la URSS. Con él comienzo a ver una tendencia y no puedo evitar preguntarme que tan objetiva es Homans y qué tanto se deja llevar por motivaciones personales. Señala que la URSS creó los mejores bailarines pero acabó con el ballet. Agrega que las obras hechas con temas previamente autorizados por el gobierno solo pueden ser del gusto de los soviéticos pero no tienen éxito en occidente. Critica ampliamente a Yuri Grigorovich y sobre todo su Espartaco. Sin embargo hoy en día Grigorovich es una leyenda viviente y Espartaco una obra que sigue presentando el Bolshoi en sus giras mundiales, lo que indica que es del gusto aún fuera de Rusia. Al hablar de Romeo y Julieta dice que es el West Side Story soviético. Comparación extraña ya que el ballet (ruso) precede al musical (neoyorquino) A menos que lo diga para que un americano sin gran conocimiento de ballet tenga un punto de referencia.

En la segunda mitad del siglo XX, muy de pasada menciona a Roland Petit. A Maurice Béjart lo nombra con cierto desdén limitándose a un par de párrafos y en una fotografía de Jorge Donn (sin señalar al bailarín) describe a Stimmung de Béjart como «sexo, sudor y pretensión disfrazados de arte». William Forsythe y John Neumeier son mencionados una sola vez y a pie de página.

Al llegar a los capítulos de Estados Unidos veo aún más una tendencia marcada. Señala a Antony Tudor, Jerome Robbins y George Balanchine como los pilares del ballet americano. Presenta al ballet estadounidense con un discurso de nacionalismo, padres fundadores, igualdad, crear obras con temas importantes, acercar la danza al pueblo, alejarlo de alta sociedad y las cortes francesas. Irónicamente Tudor era británico y se cambió el apellido para sonar más aristocrático. Robbins era neoyorquino descendiente de inmigrantes rusos y cambió su nombre para sonar más americano. Balanchine era ruso y cambió su nombre a algo más occidental.

Incidentalmente menciona a Martha Graham y a Merce Cunninham. A Jirí Kylián lo señala como un «aparente pero falso heredero de Tudor», pues rechazó tomar sus obras después de su muerte. En general veo rechazo de Homans por todo lo que es danza moderna / contemporánea. Si está escribiendo sobre ballet, tal vez está delimitando el ballet clásico, en cuyo caso hubiera sido interesante indicar que criterios toma. Por ejemplo los Ballets Rusos de Diaghilev y las obras de Nijisnky eran mal vistas en su época y se consideran más modernas que clásicas. Robbins es más conocido por su trabajo en teatro musical a lo que Homans dedica varias páginas para describir con detalle sus obras.

La parte cumbre del libro es Balanchine y su trabajo en Nueva York. Muchas páginas dedicadas a su obra y persona, indicando cómo revolucionó el ballet al introducir estilos que no se usaban ¿no se desvía también de la danza clásica? Señala a su compañía como un ejemplo, pues incluía a bailarines negros (no menciona el trabajo de Alvin Ailey) El libro finaliza con la muerte de Balanchine y las palabras «El legado de Balanchine fue inmenso. Le dio al mundo la mayor obra en la historia de la danza […] Salta al pasado vía Ruisa y Petipa, a Luis XIV y a los antiguos griegos […] Ha restaurado su lugar [de la danza] como entretenimiento fino, arte sensual e ideal olímpico»

Pareciera que las 550 páginas del libro y los 350 años de historia solo existen para llevarnos a la figura de Balanchine en un pedestal en el Monte Olimpo y después de él no hay nada. Incluso el título está influenciado por él, pues acostumbraba llamar «ángeles» a las bailarinas. No es de sorprender que en el índice temático sea la persona que más entradas tiene.

En el epílogo, Homans dice que los ángeles de Balanchine han caído (ya no son de Apolo) y el ballet está en decadencia. Agrega: «la coreografía contemporánea vira sin rumbo entre imitación sin imaginación e innovación estridente» Me parece una triste conclusión para un trabajo que le tomó 10 años. Sin embargo, en la introducción deja entrever el rumbo que tomará.

En la publicación anterior mencioné que en la introducción escribe algunas cosas que a primera vista no puse mucha atención, pero cobran importancia al leer todo el trabajo. Es precisamente su postura ante Balanchine y la opinión de que el ballet es un arte fuera de moda y a la antigua lo que deja ver desde ver el principio. Pareciera que es su tesis inicial y con el epílogo demuestra a lo que quería llegar.

En la tercera y última parte publicaré mis conclusiones.

Apollo’s Angels
Jennifer Homans
Random House
Nueva York, 2010
643 pp

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Apollo’s Angels – Reseña

Portada de Apollo’s Angels. Se muestra con fines ilustrativos.

Jennifer Homans fue bailarina antes de convertirse en crítica de danza (principalmente en publicaciones de Nueva York) y obtener un doctorado en historia de la Europa moderna por la Universidad de Nueva York. En 2010 publicó Apollo’s Angels, a history of ballet, un libro de 643 páginas que cubre la historia del ballet desde sus orígenes en la corte francesa hasta algunos coreógrafos de Estados Unidos a mediados y fines de siglo XX.

La obra es un libro muy grande profusamente documentado (550 páginas de texto, 62 de notas y el resto de referencias e índice temático) cubriendo aproximadamente 350 años. Por la extensión he decidido dividir la reseña en partes.

En la introducción da la explicación del título: Apolo, dios griego de la belleza, hermano de Afrodita, relacionado con las artes, jefe de las Musas. Por otro lado los ángeles representando el deseo de los bailarines de volar y ascender hasta Dios. Un título un tanto ambicioso pues implica que los bailarines son los ángeles del dios de la belleza. En la introducción hace mención de algunos conceptos que a primera vista no me llaman tanto la atención, pero después de terminar el libro y regresar a la introducción, marca desde el principio la dirección que tomará (de esto hablaré en la segunda parte)

A lo largo de 12 capítulos distribuidos en dos partes Homans nos va guiando por la historia del ballet, primero en Europa Occidental: Francia, Italia y Dinamarca. Posteriormente en Rusia, Inglaterra y Estados Unidos.

En Francia vemos cómo el ballet pasa de ser un baile de corte surgido para mostrar buenas costumbres a una actividad teatral. El ballet podía ser el boleto de entrada (o salida) de la corte. Después de la Revolución Francesa las obras solo podían hablar del triunfo de la misma y en contra de la monarquía. Con la llegada de Napoleón se instaura el uso de uniformes en la enseñanza de la danza (herencia de la costumbre militar de Napoleón)

En Italia, último estado europeo en consolidarse como país, se agregan elementos de la comedia del arte y comienzan a integrarse pasos mas rebuscados y “circenses”: saltos, giros, posturas poco naturales del cuerpo que en su momento se veía contra las buenas costumbres y hoy se relaciona indiscutiblemente con el ballet. Las guerras en Italia provocan un sentido de nacionalismo en el que el ballet queda relegado y gana más popularidad la ópera.

Frecuentemente no se considera a Dinamarca como un país con tradición de danza, sin embargo tiene importancia dentro de la misma y su tradición ha permanecido prácticamente intacta hasta nuestros días. El escritor Hans Christian Andersen quiso ser bailarín profesional, como sabemos, no sucedió, pero se mantuvo toda su vida muy relacionado con el mundo del ballet.

Es la época de los ballets fantásticos, cuentos de hadas y seres mitológicos, muchos protagonistas del mundo de la danza en la época se identificaban con los seres fantásticos y las descripciones que hace el libro hace dudar de su sano juicio, pues buscaban en la vida real sus ondinas y sílfides.

El texto tiene algunas fotografías donde me llama de manera especial la atención las zapatillas de punta de María Taglioni (idénticas a las actuales) que son muy parecidas a los zapatos de calle que utilizaban las mujeres, no parecían zapatos especiales como hoy en día, sino calzado regular.

La escena llega a Rusia imperial, en San Petesburgo se trata de imitar París por lo que se llevan coreógrafos y bailarines franceses. Rusia se formaba por feudos, por lo tanto las tierras y siervos eran propiedad del feudal. Mismo caso con los bailarines. Hay un apogeo de teatros que eran patrocinados por el señor de cada tierra. Hay disputas sobre si la danza debe ser afrancesada o rusificada para hacerla algo totalmente nacional.

Llega la Revolución Rusa, los Ballets Rusos de Diaghilev están de gira por Europa (nunca se presentaron en Rusia) muestran una Rusia exótica, que es lo que occidente quería ver, no necesariamente bailes tradicionales, pero revolucionan el ballet al hacerlo un espectáculo de talla internacional. Nuevamente hay cambios de estilos, coreografías de Fokine y Nijinsky haciendo cosas diferentes a lo acostumbrado. Hay a quien le gusta y hay a quien no le gusta.

En la época de la URSS se lleva el centro de poder y cultural a Moscú como un movimiento de quitarle poder a San Petesburgo que representaba a los zares. Siempre tuve curiosidad por el cambio de nombre del Teatro Mariinsky a Kirov y de nuevo a Mariinsky tras la disolución de la URSS. Se menciona que Kirov era el militar a cargo de San Petesburgo (en esa época Leningrado) que fue asesinado por Stalin. En su “honor” Stalin mandó cambiar el nombre del teatro. En esta época se sistematiza la enseñanza de la danza, con lo que actualmente se conoce como la técnica rusa o Vaganova. Se hacen obras a pedido del gobierno con temas autorizados por el gobierno.

Durante la Segunda Guerra Mundial Inglaterra comienza a cobrar fuerza dentro del mundo del ballet y se instaura el Royal Ballet, el cual es relativamente nuevo si se compara con los ballets de Francia y Rusia. En Estados Unidos la escena dancística cobra fuerza sobre todo en Nueva York, se forman teatros privados patrocinados por empresarios que dictan los temas de los bailes. Durante la guerra fría existe también una lucha para probar quien tiene la mejor posición en la escena mundial del ballet.

A grandes rasgos esto es lo que cubre el libro, hablando de la parte histórica. En la siguiente entrega haré mi crítica que se centra sobre todo en el siglo XX.

Apollo’s Angels
Jennifer Homans
Random House
Nueva York, 2010
643 pp

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