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Fair Tricks

Jim y Sage Hagy escribieron en 2019 el libro Fair Tricks, The Magicians at the Columbian Exposition, Chicago 1893 (Trucos de Feria, Los Magos en la Exposición Colombina, Chicago 1893) En 2021 se emitió la tercera edición que es la que se reseña.

La Feria Mundial de Chicago o Exposición Colombina, se llevó a cabo en dicha ciudad en 1893 para festejar los 400 años de la llegada de Colón a América. La inauguración se retrasó un año por lo que no se realizó en el aniversario en cuestión.

Basándose en un rumor de que Harry Houdini, siendo joven, había participado en la feria, Jim y Sage Hagy comenzaron la investigación, que concluyó en el libro de 121 páginas con ilustraciones a color, una amplia bibliografía y una larga lista de magos en la feria.

En un amplia área de Chicago se levantaron edificios temporales, amplios pabellones y zonas que eran réplicas de tierras lejanas como Egipto, Persia, Túnez, Arabia, China, Algeria, Turquía y un largo etcétera. Es increíble la descripción de las áreas tan grandes dedicadas a representar cada país, con edificios erigidos solo con ese fin (desmantelados al finalizar la feria) y representantes de esos países viviendo dentro de la feria “para que se les viera en su estado natural”

Dentro de cada “villa” había venta de artículos, comida y presentaciones de espectáculos, tanto callejeros como en espacios cerrados. Se dice que frecuentemente uno gastaba mucho más en los espectáculos adicionales que en la entrada en sí a la feria. En algunos casos era el boleto de la feria, más el acceso a cada villa en particular, adicional a eso, los espectáculos que uno quisiera ver. Para recorrer todo se necesitaban muchos días y una amplia cartera.

Howard Thurston, Frank Hewes, Princess Nanna y Harry Houdini son algunos magos que estuvieron relacionados de una u otra forma con la feria. También, fuera de ella, pero aprovechando la ocasión, en Chicago se dieron cita muchos magos y falsos espiritistas, entre ellos Emil Jarrow, Zanzic, William Robinson (Chung Ling Soo), T. Nelson Downs, Alexander y Adelaide Hermann, Harry Blackstone y muchos más.

Tras el cierre de la feria se desmantelaron las estructuras y se desbandaron las compañías artísticas, en varios casos dejando varados a los extranjeros. Los juglares de la India y magos chinos recorren Estados Unidos, comienza una fiebre por la magia con estilo oriental (los llamados juglares de la India se habían presentado desde inicios de siglo XIX en Reino Unido) La magia americana toma muchos elementos de ellos. Harry Houdini asegura haber aprendido de chinos en la feria el truco de tragar agujas y sacarlas de nuevo de la boca enhebradas en un hilo. Magos de occidente imitan mucho a los de oriente, siendo uno de los ejemplos más famosos William Robinson que se hacía pasar por el chino Chung Ling Soo.

Se da una mezcla, digamos un “mestizaje” de magia. En occidente se conocen formas tradicionales de magia de oriente y se les comienza a adoptar. Al abrirse fronteras también en oriente comienzan a adoptar estilos de occidente. El libro concluye planteando que en la feria de 1893 la magia oriental “apareció” en occidente y al mismo tiempo comenzó a “desaparecer” en sus lugares de origen.

Entra también a flote el tema de la época de probar que la magia occidental era superior a la oriental y la apropiación de la misma. Para más detalles se puede leer The rise of the Indian rope trick.

En este tema se hace el planteamiento de si Robert-Houdin se refería a esto al escribir en 1878 que “un mago no es un malabarista” (juggler o jongleur se puede traducir como juglar o malabarista) Frecuentemente se traduce o entiende en el contexto de malabares ¿pero acaso se deslindaba de los juglares de la India y otras tierras?

Fair Tricks es un libro realizado con una meticulosa investigación. Publicado bajo el sello de Reginald Scot Books (interesante nombre ya que remite al autor de Discoverie of Witchcraft, primer libro en inglés que explica trucos de magia en 1584) en su tercera edición está limitado a 250 ejemplares y se puede conseguir directamente con los autores.

Fair Tricks, The Magicians at the Columbian Exposition, Chicago 1893
Jim y Sage Hagy
2019. Tercera edición 2021.
Reginald Scot Books. 121 páginas.

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The Great Illusionists

Portada de The Great Illusionists

Edwin Dawes es bioquímico y conocido coleccionista, historiador y escritor de magia británico. De 96 años, sigue activo, preparando un compendio de artículos publicados entre 1972 y 2005. Los libros que he podido revisar de él se enfocan principalmente en la magia de Reino Unido.

Según Magicpedia, su primer libro fue The Great Illusionists (Los Grandes Ilusionistas), que es el que nos ocupa en esta reseña. Publicado en 1979, en la introducción, el Dr. Dawes indica que el título que originalmente quería era The Pursit of Illusion (La Búsqueda de la Ilusión) pero sus editores sugirieron el título final.

Se trata de un libro de historia de la magia principalmente centrado en la escena Británica, mencionando magos que hayan trabajado alguna vez en ese reino (tanto de fijo como de visita) Es un trabajo excelentemente documentado. Por momentos se siente muy académico y en los primeros capítulos que hablan de épocas antiguas e Inglaterra del siglo XVI la lectura es un poco difícil por alternar con citas en inglés antiguo. A lo largo del libro constantemente se intercalan otros trabajos y a veces es difícil diferenciar el texto principal y la cita. Fuera de eso es un libro que atrapa y fácil de seguir.

Comienza mencionando los registros de magia en Egipto y Grecia, continúa con los primeros libros de magia en Inglaterra y España. Hace un análisis de las palabras inglesas para referirse a la magia y diferenciar la producida por influencia de demonios y la de habilidad de mano. Hoy en día dichas palabras en inglés se usan de forma indistinta para referirse a los trucos de magia, pero en la antigüedad podían ser la diferencia entre la vida y la muerte.

Menciona numerosos estafadores que en sus carteles publicitarios ofrecían lo imposible con tal de ganar público en los teatros. Personajes de artes afines como malabaristas, sombras chinas y contorsionistas, frecuentemente citando sus orígenes y primeros ejecutantes conocidos. Constantemente existían pleitos entre ellos adjudicándose la invención de algún truco o disciplina.

Se muestra así mismo una época en la que la escena mágica estaba estrechamente relacionada con la ciencia, siendo presentaciones donde se realizaban conferencias sobre avances científicos y su posterior demostración, frecuentemente aplicadas a la magia. Así las linternas mágicas y el llamado fantasma del Dr. Pepper crean las fantasmagorías, espectáculos donde se mostraban fantasmas ante el público.

Es inevitable mencionar a John Henry Anderson “El gran mago del Norte” y la visita de Robert-Houdin al país. También se revisa la historia de Chung Ling Soo, estadounidense que se hacía pasar por chino y sucumbió en Londres en el truco de atrapar la bala.

El libro cuenta con numerosa bibliografía. Respecto al Gran Lafayette cita la revista Magic de Ellis Stanyon (publicada de 1900 a 1920) . Al estar en mi librero, revisé el número indicado, de 1901. Resultó muy extraño estar leyendo sobre su muerte en un incendio en 1911 y unos minutos después una reseña de su espectáculo 10 años antes, todo esto más de un siglo después.

Los grandes representantes de Inglaterra son Devant, Maskelyne y Cooke en el Egyptian Hall, también señalados por el Dr. Dawes.

El libro finaliza con la muerte de Harry Houdini (1926). En el párrafo que constituye el epílogo el autor menciona que el desfile de trabajadores de milagros, malabaristas, magos, traga-fuegos, escupidores de agua y lectores del pensamiento llega a su fin con la muerte de Houdini, cerca de medio siglo atrás. No es mala idea para un historiador detenerse en ese punto, mirar atrás y tener el lienzo en perspectiva.

En un principio sentí que faltaba historia de inicios de siglo XX, pero tras le explicación me pareció bastante consciente detenerse en ese punto, sumando, que desde la publicación del libro han pasado 43 años, el momento en que paró ha quedado 96 años atrás, lo que puede incrementar la sensación de que faltaron pasajes más actuales.

Un libro totalmente recomendable, profusamente ilustrado en blanco y negro con grabados, carteles y fotografías antiguas.

The Great Illusionists
Edwin A. Dawes
Chartwell Books, Inc
1979
216 pp

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David Copperfield’s History of Magic

Portada de David Copperfield’s History of Magic. Se muestra con fines ilustrativos

David Copperfield no necesita presentación, ha sido mundialmente famoso desde sus especiales de televisión y giras principalmente en los años 80 y 90.

En 1991 compró la biblioteca y colección de John Mulholland con la finalidad de preservarla y que no fuera separada en diferentes lotes. A partir de ahí comenzó a coleccionar artículos importantes dentro de la historia de la magia, logrando un volumen 6 veces mayor al original. Hoy en día la colección se encuentra en una ubicación secreta en Las Vegas y se conoce como The International Museum and Library of the Conjuring Arts (El Museo Internacional y Biblioteca de las Artes Mágicas) Sin embargo no se encuentra abierta al público.

En 2021, junto con Richard Wiseman y David Britland escribió el libro David Copperfield’s History of Magic (Historia de la Magia de David Copperfield) mismo que salió a la venta en octubre. Con fotografías de Homer Liwag nos da un vistazo dentro del museo.

El libro está bellamente producido, impreso en papel lustroso, con fotografías a todo color y tapas gruesas. Es una edición enfocada a encantar la vista. Se recorren momentos y personajes relevantes en la magia desde el primer libro enteramente dedicado a explicar la realización de trucos en 1584 hasta … él mismo.

No es un libro precisamente de historia. Toca personajes, momentos y aparatos históricos, sin embargo no profundiza en ellos. Cada capítulo son aproximadamente 8 páginas, teniéndo mínimo 3 de fotografías. Con tipografía e interlineado grande siento que se desperdicia mucho papel y la información ocupa más espacio de lo necesario. Por ejemplo el índice ocupa 6 páginas para listar 28 capítulos.

No es tampoco un catálogo de la colección. Hay fotografías que nos transportan al museo, es lo más cerca que podremos estar de él, pero no es un recorrido minucioso por la misma.

El último capítulo lo dedica a sí mismo, mencionando algunas de sus ilusiones más representativas, que está en hombros de gigantes y sin los magos antes expuestos no existiría nada de lo que él ha hecho.

El libro deja una sensación de egolatría. Cada capítulo termina dirigiéndose hacia su persona (el aparato del que hablamos está en mi colección) y el hecho de que la historia de la magia culmine con el mismo autor es … raro.

A pocos meses de ser lanzado existen diversas ediciones en el mercado: regular, exclusiva de Barnes & Noble con un capítulo adicional sobre Orson Welles, edición firmada en etiqueta y firmada sobre una hoja. Las firmas han causado discusiones en redes sobre si se trata de autógrafas o facsimilares.

Más que un libro de historia, es un recorrido personal por el mundo de Copperfield. En la introducción indica que guiará al lector por su mundo mágico, [conocerá magos] que compartieron su pasión de hacer posible lo imposible. “Bienvenido a mi mundo” La solapa menciona que es un viaje personal.

Veamos ahora el libro desde ese punto de vista y no de trabajo académico.

Las historias nos presentan a Robert-Houdin, Harry Houdini, Doug Henning. Algunos datos sobre la famosa ilusión de cortar a una persona por la mitad, Libros relevantes dentro de la magia como Discoverie of Witchcraft (1584), Modern Magic (1876) y The Expert at the Card Table (1902) La tienda de Tannen en Nueva York, donde tantos magos se han reunido durante generaciones (incluyendo a Copperfield) Magos que hicieron grandes giras o temporadas por varias décadas como John Nevil Maskelyne, Harry Kellar o Chung Ling Soo. Max Malini que trabajó para altas esferas sociales. Presencia de mujeres en la magia como Adelaide Hermann y Dell O’Dell.

Si Robert-Houdin no hubiera sentado las bases de la magia moderna, si no se hubieran escrito esos libros que influyeron a tanta gente, si no existiera la tienda física donde se reúnen los magos (a diferencia de las tiendas en línea) no existirían las bases sobre las que ha andado Copperfield. Si no existieran las bases de la ilusión de cortar a una persona en dos (que en 2021 cumplió 100 años) no existiría la Sierra de la Muerte, una de sus ilusiones más representativas. Sin Doug Henning no hubiera habido el boom de magia en televisión que disparó la carrera de Copperfield. Sin Houdini no habría escapismo, disciplina que también ha practicado el autor del libro.

De eso se trata, una breve semblanza sobre la gente que ha puesto los cimientos sobre los que ha construido Copperfield. Un agradecimiento a todos ellos. Un viaje personal.

David Copperfield’s History of Magic
David Copperfiled, Richard Wiseman, David Britland
Fotografías: Homer Liwag
Simon & Schuster, 2021
255 páginas

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The rise of the indian rope trick

Portada de The rise of the indian rope trick. Se muestra con fines ilustrativos.

El truco de la cuerda india es una de las leyendas más conocidas en la magia. Se habla mucho del efecto: una cuerda se levanta verticalmente en el aire, un niño trepa por ella y desaparece. En otras versiones se dice que el mago sube tras el niño, lo descuartiza y caen los pedazos, apareciendo después nuevamente sin ningún daño. El problema, como lo indica la solapa de The rise of the indian rope trick. How a spectacular hoax became history (El ascenso del truco de la cuerda india. Cómo un engaño espectacular se convirtió en historia) es que el truco nunca existió.

Peter Lamont, mago e historiador en la Universidad de Edimburgo escribió este libro sobre dicho truco. En varios momentos su estilo es cómico, por ejemplo, en la sección de notas da la bienvenida al lector diciendo que dudó escribirlas porque nadie las lee, por estar el lector en esta sección, se ha convertido en el 10% que las revisa.

Se dice con frecuencia que el truco fue descrito por Maco Polo en su libro, sin embargo, Lamont aclara que en una de tantas ediciones, el encargado de la misma, en una nota dice que recordó el truco de la cuerda india. Es decir, quien lo dice es el editor, no Marco Polo, de ahí que Lamont remarca que es importante leer bien las notas.

En la antigüedad, en diversas culturas orientales, no necesariamente en la India, existen diferentes versiones. Puede ser una cuerda, una cadena o una tela. En una versión quien sube es una serie de animales incluyendo tigres.

En la Inglaterra Victoriana, tras dejar atrás el oscurantismo, ya no se cree en cosas sobrenaturales, no hay nada inexplicable, salvo los milagros religiosos, todo lo demás es científico. Lamont indica que los británicos ante la falta de cosas inexplicables trasladan su imaginación a la India, recientemente conquistada.

Como conquistadores, los británicos tenían derecho a explotar todo, hasta la magia innata de la India. Los magos comienzan a vestirse de indios o chinos pues el oriente transmitía la idea de misticismo. Comienza también una lucha de superioridad entre magos donde los occidentales rechazaban que los faquires orientales tuvieran poderes auténticos y eran solo truqueros. Algunos efectos que se describían no podían ser explicados por los occidentales, con lo que se hacía la eterna discusión de si no se puede explicar entonces son superiores (eso no puede ser) o en el oriente aplican otras leyes científicas.

En la época se comenzaba a hablar de espiritismo e hipnotismo, como eran los temas “científicos” del momento, se utilizaban como explicaciones a la magia oriental.

La historia de la cuerda india se popularizó a partir de 1890 cuando en un periódico de Chicago se publicó la historia de Fred S. Ellmore donde asegura haber visto y fotografiado el efecto. La foto no mostraba nada en particular, con lo que se concluía todo era efecto de la hipnosis y la cámara no era engañada. La nota fue reproducida por varias publicaciones. Poco después el periódico admitió que todo era un fraude, una nota sensacionalista para vender. El testigo S. Ellmore significa sell-more (vender más) La confesión no fue difundida por quienes reprodujeron la nota original. La persona que escribió el artículo posteriormente fue director del Servicio Secreto, conocido por su experiencia en desinformación adquirida mientras trabajó como reportero.

Con el paso del tiempo se van presentando personas que dicen haber visto o conocido a alguien que vio el truco. La mayoría de los casos no son testigos de primera mano, algunos citan a gente fallecida años atrás y extrañamente los que dicen haber atestiguado el truco de primera mano, a pesar de decir que les sorprendió mucho y nunca lo olvidarán caen en contradicciones y hablan del asunto muchos años después de haberlo vivido.

Fotos trucadas, fotos mal interpretadas, ofertas millonarias a quién pruebe que puede hacer el truco. Existen todo tipo de historias alrededor de la cuerda india. Nunca se ha probado su existencia y a pesar de que la historia ha caído en el olvido varias veces más desacreditada que nada, siempre regresa, aparentemente con más fuerza.

Con una conclusión entre hilarante y poética, Lamont equipara las leyendas con vacaciones en un lugar paradisiaco: es fugarse de la realidad, una ilusión más atractiva que la realidad. Siempre hemos necesitado de leyendas y ellas nos han dado esa ruta de escape. Y al igual que un folleto anunciando un destino turístico, no deben tomarse literalmente. Al decir esto, Lamont asegura haber visto el truco de la cuerda India.

The rise of the indian rope trick
Peter Lamont
Thunder’s Mouth Press, 2004
264 páginas.

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Seventy Years a Showman

Anteportada de Seventy Years a Showman. Se muestra con fines ilustrativos.

George Sanger fue un artista circense del siglo XIX. Nació en 1825 y toda su vida la dedicó al circo. Se retiró a los 80 y en 1910, teniendo 85 años, publicó su autobiografía: Seventy Years a Showman (Setenta Años de Showman) Comencemos con la definición de showman. Puede traducirse como empresario, organizador de espectáculos. De manera literal como hombre espectáculo, quien ejerce de manera excelente varias ramas del espectáculo. En este caso, Sanger, era todo ello.

La edición que se utiliza para la reseña es la de J.M Dent & Sons para la colección The Kings Treasuries of Literature (algo así como Las Arcas de Literatura de los Reyes) Es un curioso librito de bolsillo. Midiendo 11×15.5 cm y apenas 1.5 cm de espesor, incluyendo tapas duras, contiene 256 páginas, las cuales a pesar de ser delgadas se sienten de buena calidad. Se trata de una reimpresión de 1967, seguramente pensada literalmente como libro de bolsillo. El formato lo hace ideal para cargarse en un viaje y sus tapas duras reducen el maltrato. Muy diferente a los libros de bolsillo actuales. La tapa de color rojo solo tiene un pequeño bajo relieve del perfil de una mujer. El título está escrito en el lomo únicamente.

George Sanger nació de padres que viajaban en las ferias itinerantes. Como niño ayudó a sus padres con el peep-show que era la atracción que manejaban. Peep significa mirar furtivamente. Peep-show es un cajón que contiene fotografías y los espectadores se asoman por mirillas para ver las imágenes. Según narra Sanger, mostraban secuencias de imágenes mientras contaban alguna historia: la muerte del rey y coronación de la nueva reina o algún asesinato que hiciera mucho ruido en las noticias.

También trabajó con otros compañeros de feria haciendo actos de circo. Con el tiempo se casó con una domadora de leones y se asoció con hermanos para independizarse de sus padres y buscar sus propias aventuras. Posteriormente se separó de sus socios y se convirtió en uno de los empresarios de circo más importantes de Inglaterra. Formó su compañía y tuvo a su cargo la administración de diversos espectáculos tanto en carpas como en teatros.

A lo largo de su libro cuenta diversas experiencias: los peleas entre los circos para asegurar el mejor lugar en las ferias, las vicisitudes al presentar números de magia y mentalismo en la Inglaterra Victoriana donde abundaba la superstición y frecuentemente se creía tenía pactos diabólicos, así como conflictos con la ley que consideraban a las ferias ambulantes como peligrosas. Cuenta también algunos de los engaños que hacía en los espectáculos de fenómenos para mostrar caníbales o al hombre “más alto del mundo”, otros engaños eran la ostra que fuma y los puercos sabios.

Durante muchos años administró un teatro donde presentaba a su compañía o a otras que rentaban el espacio. En algunos espectáculos de teatro, en una época de grandes producciones que apostaban por atractivos visuales muy complejos, se pedía su apoyo para que hubiera grandes felinos en escena. En un par de ocasiones narra como truco publicitario haber soltado a los leones al final de los ensayos. Los trucos publicitarios se le daban a menudo, participó en desfiles en honor a la reina donde el desfile y pequeños enfrentamientos con la policía eran partes de la publicidad.

En un conflicto legal con un contrincante, como burla, se agregó el título de Lord, por lo que frecuentemente es conocido como ‘Lord’ George Sanger. Hay historias apócrifas que dicen que Lord era su nombre de pila. Varias veces se entrevistó con la realeza, contando que los reyes tomaban de forma divertida el auto nombrarse Lord.

En diversos momentos la historia se siente un tanto moralizante. Dando consejos propios o repitiendo los que le daba su padre.

Me llama particularmente la atención cuando narra la plaga de viruela de 1833. Desde la preocupación general por la forma tan rápida de propagarse y lo virulenta de la enfermedad, hasta las maravillas que se lograron por medio de la vacunación. Recomienda ampliamente vacunarse y está seguro de que la razón que como adulto, en todos sus años de empresario, perdiera solo un par de empleados por causa de la viruela es gracias a las vacunas. Aclaración: Dichos empleados no estaban vacunados.

A casi 2 siglos de esa epidemia y a más de 100 años de publicarse por primera vez este libro, el episodio y la recomendación se sienten muy actuales.

Seventy Years a Showman es un libro entretenido, de fácil lectura. Como se indica en la introducción de esta edición, es un libro olvidado que vale la pena rescatarlo.

Seventy Years a Showman.
‘Lord’ George Sanger.
J. M. Dent & Sons Ltd, Londres.
Primera impresión en esta edición 1935, reimpresión 1967.
265 páginas.

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The Unmasking of Robert-Houdin

Detalle de la portada de The Unmasking of Robert-Houdin. Se muestra con fines ilustrativos.

Jean Eugène Robert-Houdin mago francés (1805-1871) publicó sus memorias en 1858 con el nombre Confidences d’un prestidigatateur: una vie d’artiste (Confidencias de un prestidigitador: una vida de artista). Erik Weisz, escapista mejor conocido como Harry Houdini (1874-1926) en 1908 escribió The Unmasking of Robert-Houdin (El desenmascaramiento de Robert-Houdin) a modo de venganza contra su antiguo ídolo. Para tener un mejor contexto sobre esta reseña, recomiendo leer antes la de las Memorias de Robert-Houdin.

Robert-Houdin es llamado el padre de la magia moderna y Erik Weisz al acuñar su nombre artístico agregó una i al apellido del francés, supuestamente significando “como Houdin”. Se dice que Houdini intentó entrevistarse con la viuda del sobrino de Robert-Houdin y ella se negó. Debido a eso, Houdini decidió vengarse escribiendo un libro donde “desenmascarara” a su ídolo. A veces se dice que Houdini escribía un libro de historia de la magia y decidió enfocarlo a tirar del pedestal a Robert-Houdin.

También se dice que años después mencionó que debería haber escrito un libro de historia. Otras fuentes refieren que lo que dijo es que el título del mismo libro debió haber sido Historia de la Magia, poniendo aún más el dedo en la llaga.

Advertencia: por años he pensado que mientras más se de Harry Houdini peor me cae. Dicho esto pasaré a la reseña, basándome en la versión electrónica del Conjuring Arts Research Center, sobre la primer edición de 1908. Existen varios errores tipográficos resultado de una mala revisión después de digitalizar.

El libro me resulta pesado de leer, lo siento con poca unidad. Está dividido en capítulos dedicados a demostrar que Robert-Houdin no inventó los efectos que menciona en sus memorias, en varios casos Houdini se esmera no solo en probar que no los inventó sino que tampoco construyó lo aparatos ni tenía la habilidad para presentar un espectáculo interesante. Al hablar de cada truco proporciona referencias históricas del efecto con anterioridad a Robert-Houdin e intercala biografías y anécdotas de los magos a los que les atribuye la verdadera invención. La poca unidad radica en que en un momento está soltando calificativos contra Robert-Houdin y al siguiente dando la biografía con lujo de detalle de otro mago. En ocasiones en el texto proporciona referencias bibliográficas de periódicos, incluyendo número de página. Notas al pie hubieran sido mejor para no cortar el flujo del texto.

El libro contiene innumerables ilustraciones y programas, la mayoría con crédito a “colección del autor” “imagen rara” “poco conocida” “única foto existente”, “fotografía expresamente tomada para este libro”, “colección de Harry Houdini” y otras frases que me hacen pensar en que tenía mucho interés en plasmar su nombre (según la búsqueda de Acrobat Reader su nombre aparece 136 veces) Las ilustraciones, programas y posters son una verdadera joya, lo mejor del libro, lástima que muchos no son legibles, no se si en la edición impresa se puedan leer, pero en la digital resulta imposible en la mayoría de los casos.

Frecuentemente increpa a Robert-Houdin acusándolo de ser un ladrón, mentiroso, haber borrado de la historia a las personas que merecían ser recordadas y haber escrito un libro para alimentar su propio ego, entre otras cosas.

Me resulta interesante que Houdini, alaba a otros magos en pasajes como: “Como frecuentemente ha sucedido en la historia de los sabios y estudiantes, corría por la sangre de Pinetti un amor por el misterio con esa peculiar mancha de charlatanismo” “lo que sea que se diga sobre el charlataniso de Pinetti, debe admitirse que dio al arte de la magia un gran ímpetu que se sentirá por muchas generaciones” o “toda Europa había sido despertada a un nuevo interés a la magia por el brillante Cagliostro” (Cagliotro, fue un charlatán sentenciado por la inquisición debido a sus supuestos poderes) Es decir, le molesta que Robert-Houdin fuera un charlatán en sus memorias pero perdona y alaba a otros charlatanes. También es de recordar que Houdini frecuentemente decía que toda la publicidad era buena, hablaran bien o mal de él, lo importante era que escribieran bien su nombre. Aquí parece molestarle que la publicidad fuera de otra persona. Irónicamente, entre el público general suele haber confusiones entre Houdini y Houdin. En el mismo libro, al menos una vez, el nombre aparece como Robert-Houdini. No se si sea otro error de digitalización o así esté el original.

En otro punto dice “Henri Decremps […] autor que expuso y se esforzó por arruinar a Pinetti, pero tuvo éxito solo en inmortalizarlo” ¿Houdini no habrá tenido una experiencia similar con su libro?

Houdini dedicó mucho esfuerzo en investigar y amasar una magnífica colección, es una lástima que en vez de escribir un ameno libro de historia, usara su tiempo para una publicación llena de odio donde él trata de erigirse paladín de la justicia. La portada muestra a la justicia, con su balanza, quitando una máscara al busto de Robert-Houdin y el libro termina con “Y el producto de estas investigaciones las pongo frente al único jurado, el gran público lector. Mi trabajo está finalizado” Teatralmente acabando como un abogado o fiscal poniendo las pruebas frente al gran jurado.

Cabe destacar que en varias ocasiones dice que alguien con pocos conocimientos o un mínimo de inteligencia se da cuenta de los errores ¿Cómo es que él no se dio cuenta de inmediato y hasta eligió un nombre inspirado en este hombre? Por cierto, muchos de sus argumentos los basa en lo que Torrini le dijo a Robert-Houdin, personaje que en la década de 1940 se supo es ficticio. Houdini fue engañado.

Como dije en la reseña de las memorias de Robert-Houdin, está probado que hay imprecisiones históricas y personajes ficticios. No dudo que varios de los trucos en realidad sean atribuibles a otras personas, sin embargo como lo mencioné antes, sus memorias resultan una lectura muy amena, prácticamente una novela. Cosa que no sucede con el libro de Houdini, este, al contrario, es pesado de leer y uno termina asqueado preguntándose cual de los dos es el que tiene en verdad un ego enorme.

Mike Caveney en las notas a su Classic Correspondence en la revista Magic de abril 2015, menciona que Dai Vernon (conocido como El profesor y El mago que engañó a Houdini) solía decir que para Houdini no era suficiente triunfar, otros debían fallar.

Murice Sardina en 1947 publicó Les “erreurs” de Harry Houdini (los “errores” de Harry Houdini) traducido al inglés como Where Houdini was wrong (donde Houdini estaba mal) y Jean Hugard en 1957 escribió Houdini’s “Unmasking”: fact vs fiction (El “desenmascaramiento” de Houdini: hechos vs ficción). Ambos libros contradiciendo lo escrito por el escapista. En un futuro espero comentarlos aquí mismo.

The Unmasking of Robert-Houdin
Autor: Harry Houdini
Año: 1908
The Publishing Printing Co.
319 páginas

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Confidencias de un Prestidigitador

Portada de Memoirs of Robert-Houdin, se muestra con fines ilustrativos.

Jean Eugène Robert-Houdin fue un relojero y mago francés que vivió de 1805 a 1871, estando activo en el mundo de la magia, de manera profesional aproximadamente 7 años. Entre magos se le llama “el padre de la magia moderna” En 1858 publicó sus memorias bajo el nombre Confidences d’un prestidigatateur: una vie d’artiste (Confidencias de un prestidigitador: una vida de artista), que ha sido traducido a varios idiomas frecuentemente cambiando el título. La versión que se usó para esta reseña es la edición de Milbourne Christopher, para editorial Dover, con el título Memoirs of Robert-Houdin King of the Conjurers (Memorias de Robert-Houdin Rey de los magos).

Antes que nada, quiero aclarar que a nivel personal las autobiografías (y frecuentemente también las biografías hechas por familiares) las tomo con reserva, ya que suelen engalanarse episodios, o hacerse tendenciosas (véase por ejemplo Bailando sobre mi tumba de Gelsey Kirkland, aquí en Por los Teatros) David Britlan en la revista Genii de febrero de 2021 dice: “Las biografías son frecuentemente historias bien pulidas en que las vicisitudes del negocio del espectáculo son transformadas en drama entretenido” En la actualidad, se tiene bien documentado que las Confidencias de un Prestidigitador contienen varios episodios apócrifos.

Tal vez teniendo esto en mente, leí las memorias como una novela entretenida. Robert-Houdin (finalmente entendí que Jean Eugène es su nombre, Robert su apellido y agregó Houdin, el apellido de su primera esposa) da una poética introducción donde se remonta a sus días en el teatro, compara el libro con el escenario y al lector con el público. Se especifica que contará los pasajes importantes de su vida que lo llevan al camino de la magia, es decir no una autobiografía con detalles fuera de ese tema.

Narra cómo en su juventud, su ingenio y afición por crear aparatos y mecanismos lo metieron en problemas en la escuela, cómo su vida estaba destinada a aburridos trabajos de oficina, todo sea por satisfacer a su papá o tener un empleo redituable o bien visto por la sociedad. Originalmente su interés está en la relojería, su papá era relojero, pero al considerar que se tenían pocos ingresos, trata de que su hijo se dedique a otra cosa. Finalmente cede y lo deja ser aprendiz del oficio. Durante sus estudios, por accidente, cae en sus manos un libro de trucos de magia, lo cual despierta su afición.

Tras comer alimento envenenado, en el delirio de la fiebre, da con el mago Torrini y su fiel ayudante Antonio. Ellos lo ayudan a reestablecerse y es como da una primer presentación en público. Torrini le cuenta sus desventuras, su ascenso y caída en desgracia. Son los capítulos más romantizados del libro, frecuentemente me recuerdan a novelas y en ciertos aspectos a la película El Ilusionista (a Edward Norton le dieron a leer las Confidencias como apoyo para el personaje y varios trucos que se ven en la película se basan en efectos de Robert-Houdin, por lo que no me sorprende encontrar similitudes)

Torrini le cuenta sus ideas de lo que un buen mago debe hacer y lo que no. Varias de ellas me llaman la atención, tomando nota de las mismas. Al analizar si estos conceptos las presenta Robert-Houdin o Torrini, frecuentemente me encuentro en un conflicto: me interesa saber quién de los dos lo expone, sin embargo, Torrini es alguien que se sabe no existió, por lo que la pregunta sobra: son ideas de Robert-Houdin puestas en boca de un personaje.

La historia sigue avanzando, contando encuentros con otros magos de la época, frecuentemente decepcionado por la tendencia a ridiculizar al público varón y mostrándose caballerosos con las damas.

Robert-Houdin propone unas reformas, basándose en las recomendaciones de Torrini (?) entre ellas tener un escenario elegante y sencillo, sin que esté lleno de parafernalia innecesaria, preferencia de habilidad de manos sobre aparatos trucados, abstenerse de utilizar ropa excéntrica y usar solo la ropa que la sociedad civilizada reconoce como vestimenta de noche. No hacer bromas ni juegos de palabras, tener un código de conducta del cual no desviarse.

Actualmente los magos suelen entablar largas discusiones sobre si el frac está pasado de moda y es reminiscencia de Robert-Houdin cuando quería vestirse como igual con su público (no lo dice de esa forma) pero no veo que tomen como caballito de batalla las otras reformas propuestas.

Describe también sus presentaciones en las Soirées Fantastiques en París, su momento de apogeo y sus giras por Inglaterra y Europa. Esto dura apenas 7 años. Se retira a dedicarse a sus experimentos con electricidad y autómatas.

Frecuentemente se menciona que fue sacado de su retiro para sofocar una revuelta en Argelia, colonia francesa, derrotando a los “hechiceros” locales con sus trucos de magia. El episodio, relatado por Robert-Houdin, es muy diferente del que existe en el ideario colectivo.

Confidencias de un prestidigitador me parece un libro muy interesante, por momentos novela, por momentos manual sobre el código de conducta de un mago. Hay pasajes que actualmente se sabe son falsos y otros con imprecisiones históricas. Se mezcla mucho la incógnita de qué es real y qué es ficticio. Además si consideramos que la cultura popular ha modificado lo que contiene el libro, en la idea de la gente puede estar algo muy diferente a la realidad.

No siempre se ha sabido que las Confidencias tienen episodios falsos. Peter Lamont y Jim Steinmeyer indican en su libro The Secret History of Magic (La historia secreta de la magia) publicado en 2018, que fue en 1943 cuando el mito de Torrini se vino abajo. Hasta entonces se habían hecho pocas investigaciones al respecto.

Esto deja más incógnitas. Si son sus memorias ¿tiene episodios ficticios solo para engalanar la historia? La cita de David Britland tiene mucho peso en este caso. Como decía antes, hay pensamientos sobre la magia que los expresan sus compañeros, pero al saber que son solo personajes ¿entonces son las ideas de Robert-Houdin puestas en boca de otros? Lamont y Steinmeyer indican que tanto Torrini como Antonio, entre otras cosas, sirven para que el autor disfrace educadamente sus críticas a la magia de la época.

Me resultan de particular interés las diferencias que tienen las palabras conjurer, magician y prestidigitator (en inglés) y me hace preguntarme qué palabras usa en el original francés y cuáles serían los equivalentes en español. Por ejemplo, al inicio traduje King of conjurers como rey de los magos, aunque una traducción más literal sería rey de los conjuradores. Conjurador, en español, en realidad no se usa. Incluso la palabra magician no aparece como tal y magia solo se utiliza en el libro para decir magia blanca. Hoy en día estas palabras pueden usarse de manera indistinta, pero en la época tenían diferentes significados.

Me parece que Confidencias de un Prestidigitador es de los libros frecuentemente mencionado en el mundo de la magia pero poco leído. Lamont y Steinmeyer dicen que el mayor truco de Robert-Houdin, es precisamente este libro, un truco que sigue intrigándonos y dejándonos incógnitas 150 años después. Si leemos nuevamente la introducción dice “¿Por qué no debería convertir esta ficción en realidad? ¿No podría, cada noche cuando el reloj da las 8:00, continuar mi presentación bajo otra forma? Mi público será el lector, y mi escenario un libro”

Para esta reseña:
Memoirs of Robert-Houdin King of Conjurers.
Jean Eugène Robert-Houdin.
Notas e introducción de Milbourne Christopher.
Editorial Dover, 1964.
329 páginas.
Disponible en varios idiomas y editoriales.

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Apollo’s Angels – Conclusiones

Portada de Apollo’s Angels, se muestar con fines ilustrativos

Con esta tercer parte finalizo mis comentarios sobre el libro Apollo’s Angels, a history of ballet, de Jennifer Homans. Las primeras partes pueden consultarse en reseña y crítica.

Homans concluye que el ballet es un arte en decadencia, contaminado por lo contemporáneo y donde no se crea nada nuevo y los coreógrafos se aferran a obras de siglos atrás. Difiero completamente y encuentro contradictorio el no ver con buenos ojos lo contemporáneo y al mismo tiempo quejarse de presentar obras del pasado.

Si algo quedó de manifiesto durante la historia del ballet, es que a pesar de ser «clásico» y de «tradición» donde hay elementos que se han mantenido inamovibles durante siglos, hay otros elementos que han cambiado: Pasos nuevos, el pasar de salones de sociedad a teatros, de ser número entre actos de ópera a ser espectáculo completo, el uso de pantomima, saltos, giros. La introducción de zapatillas de punta. El cambio de los papeles de hombres y mujeres. Todo ha sido una evolución. Hoy en día distinguimos si una obra es clásica o contemporánea, pero es bastante probable que en un momento dado no haya sido tan clara esa línea, o lo que se consideraba contemporáneo, ahora lo vemos como clásico. No se puede separar de la historia de la danza clásica el papel de la moderna, contemporánea, neoclásica y todas las derivaciones.

¿Está bien seguir presentando obras de hace 100 años o más? Si, por algo son clásicas, porque gustan y son parte del legado y vale la pena mantenerlas en repertorio.

Por otro lado, concluyo que el ballet siempre ha sido patrocinado, nunca ha existido de manera independiente, posiblemente a excepción de los Ballets Rusos de Diaghilev, donde él mismo fungía como mecenas. En Francia antigua y moderna, Dinamarca, Rusia zarista y socialista, Inglaterra, Estados Unidos … Siempre ha estado patrocinada por el estado o por particulares, quienes han marcado el tema de las danzas. Frecuentemente se menciona a la URSS como ejemplo del país que imponía temáticas, pero incluso en la Francia revolucionaria, quien tenía el poder temporalmente era quien dictaba los temas. De igual forma en Estados Unidos donde los patrocinios son más bien de particulares y es a quien hay que dejar contentos presentando la temática que les interesa.

Finalmente agregaré que la idea de nombrar a Balanchine como el coreógrafo que finalmente acercó la danza al pueblo, alejándola de temas de nobleza que no son del interés de la gente común y corriente, yo diría que si acaso, ese privilegio le correspondería a Maurice Béjart, quien realizó obras con música del gusto popular como Queen y Edith Piaf, así como la Novena Sinfonía de Beethoven, planeada para presentarse en arenas deportivas. Espectáculos multitudinarios donde acercó al público tanto a la música clásica como a la popular/comercial uniéndola con la danza.

Apollo’s Angels
Jennifer Homans
Random House
Nueva York, 2010
643 pp

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Apollo’s Angels – Crítica

Detalle de Apollo’s Angels. Se muestra con fines ilustrativos.

En la entrada anterior di la reseña general del libro Apollo’s Angels, a history of ballet, de Jennifer Homans. En esta segunda parte daré mi crítica.

En general el libro tiene un estilo muy ligero, en ocasiones se siente incluso en tono de chisme cuando se trata de dar detalles personales de los protagonistas de la historia del ballet. Hay descripciones bastante interesantes de algunas obras, en las que se da un análisis con interpretaciones en las que nunca hubiera pensado. Por momentos me queda la duda de si esa interpretación es de la autora o es la intención que originalmente se le dio a dichas obras.

Los primeros capítulos me parecen muy interesantes pero mi decepción inició con el capítulo de la URSS. Con él comienzo a ver una tendencia y no puedo evitar preguntarme que tan objetiva es Homans y qué tanto se deja llevar por motivaciones personales. Señala que la URSS creó los mejores bailarines pero acabó con el ballet. Agrega que las obras hechas con temas previamente autorizados por el gobierno solo pueden ser del gusto de los soviéticos pero no tienen éxito en occidente. Critica ampliamente a Yuri Grigorovich y sobre todo su Espartaco. Sin embargo hoy en día Grigorovich es una leyenda viviente y Espartaco una obra que sigue presentando el Bolshoi en sus giras mundiales, lo que indica que es del gusto aún fuera de Rusia. Al hablar de Romeo y Julieta dice que es el West Side Story soviético. Comparación extraña ya que el ballet (ruso) precede al musical (neoyorquino) A menos que lo diga para que un americano sin gran conocimiento de ballet tenga un punto de referencia.

En la segunda mitad del siglo XX, muy de pasada menciona a Roland Petit. A Maurice Béjart lo nombra con cierto desdén limitándose a un par de párrafos y en una fotografía de Jorge Donn (sin señalar al bailarín) describe a Stimmung de Béjart como «sexo, sudor y pretensión disfrazados de arte». William Forsythe y John Neumeier son mencionados una sola vez y a pie de página.

Al llegar a los capítulos de Estados Unidos veo aún más una tendencia marcada. Señala a Antony Tudor, Jerome Robbins y George Balanchine como los pilares del ballet americano. Presenta al ballet estadounidense con un discurso de nacionalismo, padres fundadores, igualdad, crear obras con temas importantes, acercar la danza al pueblo, alejarlo de alta sociedad y las cortes francesas. Irónicamente Tudor era británico y se cambió el apellido para sonar más aristocrático. Robbins era neoyorquino descendiente de inmigrantes rusos y cambió su nombre para sonar más americano. Balanchine era ruso y cambió su nombre a algo más occidental.

Incidentalmente menciona a Martha Graham y a Merce Cunninham. A Jirí Kylián lo señala como un «aparente pero falso heredero de Tudor», pues rechazó tomar sus obras después de su muerte. En general veo rechazo de Homans por todo lo que es danza moderna / contemporánea. Si está escribiendo sobre ballet, tal vez está delimitando el ballet clásico, en cuyo caso hubiera sido interesante indicar que criterios toma. Por ejemplo los Ballets Rusos de Diaghilev y las obras de Nijisnky eran mal vistas en su época y se consideran más modernas que clásicas. Robbins es más conocido por su trabajo en teatro musical a lo que Homans dedica varias páginas para describir con detalle sus obras.

La parte cumbre del libro es Balanchine y su trabajo en Nueva York. Muchas páginas dedicadas a su obra y persona, indicando cómo revolucionó el ballet al introducir estilos que no se usaban ¿no se desvía también de la danza clásica? Señala a su compañía como un ejemplo, pues incluía a bailarines negros (no menciona el trabajo de Alvin Ailey) El libro finaliza con la muerte de Balanchine y las palabras «El legado de Balanchine fue inmenso. Le dio al mundo la mayor obra en la historia de la danza […] Salta al pasado vía Ruisa y Petipa, a Luis XIV y a los antiguos griegos […] Ha restaurado su lugar [de la danza] como entretenimiento fino, arte sensual e ideal olímpico»

Pareciera que las 550 páginas del libro y los 350 años de historia solo existen para llevarnos a la figura de Balanchine en un pedestal en el Monte Olimpo y después de él no hay nada. Incluso el título está influenciado por él, pues acostumbraba llamar «ángeles» a las bailarinas. No es de sorprender que en el índice temático sea la persona que más entradas tiene.

En el epílogo, Homans dice que los ángeles de Balanchine han caído (ya no son de Apolo) y el ballet está en decadencia. Agrega: «la coreografía contemporánea vira sin rumbo entre imitación sin imaginación e innovación estridente» Me parece una triste conclusión para un trabajo que le tomó 10 años. Sin embargo, en la introducción deja entrever el rumbo que tomará.

En la publicación anterior mencioné que en la introducción escribe algunas cosas que a primera vista no puse mucha atención, pero cobran importancia al leer todo el trabajo. Es precisamente su postura ante Balanchine y la opinión de que el ballet es un arte fuera de moda y a la antigua lo que deja ver desde ver el principio. Pareciera que es su tesis inicial y con el epílogo demuestra a lo que quería llegar.

En la tercera y última parte publicaré mis conclusiones.

Apollo’s Angels
Jennifer Homans
Random House
Nueva York, 2010
643 pp

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Apollo’s Angels – Reseña

Portada de Apollo’s Angels. Se muestra con fines ilustrativos.

Jennifer Homans fue bailarina antes de convertirse en crítica de danza (principalmente en publicaciones de Nueva York) y obtener un doctorado en historia de la Europa moderna por la Universidad de Nueva York. En 2010 publicó Apollo’s Angels, a history of ballet, un libro de 643 páginas que cubre la historia del ballet desde sus orígenes en la corte francesa hasta algunos coreógrafos de Estados Unidos a mediados y fines de siglo XX.

La obra es un libro muy grande profusamente documentado (550 páginas de texto, 62 de notas y el resto de referencias e índice temático) cubriendo aproximadamente 350 años. Por la extensión he decidido dividir la reseña en partes.

En la introducción da la explicación del título: Apolo, dios griego de la belleza, hermano de Afrodita, relacionado con las artes, jefe de las Musas. Por otro lado los ángeles representando el deseo de los bailarines de volar y ascender hasta Dios. Un título un tanto ambicioso pues implica que los bailarines son los ángeles del dios de la belleza. En la introducción hace mención de algunos conceptos que a primera vista no me llaman tanto la atención, pero después de terminar el libro y regresar a la introducción, marca desde el principio la dirección que tomará (de esto hablaré en la segunda parte)

A lo largo de 12 capítulos distribuidos en dos partes Homans nos va guiando por la historia del ballet, primero en Europa Occidental: Francia, Italia y Dinamarca. Posteriormente en Rusia, Inglaterra y Estados Unidos.

En Francia vemos cómo el ballet pasa de ser un baile de corte surgido para mostrar buenas costumbres a una actividad teatral. El ballet podía ser el boleto de entrada (o salida) de la corte. Después de la Revolución Francesa las obras solo podían hablar del triunfo de la misma y en contra de la monarquía. Con la llegada de Napoleón se instaura el uso de uniformes en la enseñanza de la danza (herencia de la costumbre militar de Napoleón)

En Italia, último estado europeo en consolidarse como país, se agregan elementos de la comedia del arte y comienzan a integrarse pasos mas rebuscados y “circenses”: saltos, giros, posturas poco naturales del cuerpo que en su momento se veía contra las buenas costumbres y hoy se relaciona indiscutiblemente con el ballet. Las guerras en Italia provocan un sentido de nacionalismo en el que el ballet queda relegado y gana más popularidad la ópera.

Frecuentemente no se considera a Dinamarca como un país con tradición de danza, sin embargo tiene importancia dentro de la misma y su tradición ha permanecido prácticamente intacta hasta nuestros días. El escritor Hans Christian Andersen quiso ser bailarín profesional, como sabemos, no sucedió, pero se mantuvo toda su vida muy relacionado con el mundo del ballet.

Es la época de los ballets fantásticos, cuentos de hadas y seres mitológicos, muchos protagonistas del mundo de la danza en la época se identificaban con los seres fantásticos y las descripciones que hace el libro hace dudar de su sano juicio, pues buscaban en la vida real sus ondinas y sílfides.

El texto tiene algunas fotografías donde me llama de manera especial la atención las zapatillas de punta de María Taglioni (idénticas a las actuales) que son muy parecidas a los zapatos de calle que utilizaban las mujeres, no parecían zapatos especiales como hoy en día, sino calzado regular.

La escena llega a Rusia imperial, en San Petesburgo se trata de imitar París por lo que se llevan coreógrafos y bailarines franceses. Rusia se formaba por feudos, por lo tanto las tierras y siervos eran propiedad del feudal. Mismo caso con los bailarines. Hay un apogeo de teatros que eran patrocinados por el señor de cada tierra. Hay disputas sobre si la danza debe ser afrancesada o rusificada para hacerla algo totalmente nacional.

Llega la Revolución Rusa, los Ballets Rusos de Diaghilev están de gira por Europa (nunca se presentaron en Rusia) muestran una Rusia exótica, que es lo que occidente quería ver, no necesariamente bailes tradicionales, pero revolucionan el ballet al hacerlo un espectáculo de talla internacional. Nuevamente hay cambios de estilos, coreografías de Fokine y Nijinsky haciendo cosas diferentes a lo acostumbrado. Hay a quien le gusta y hay a quien no le gusta.

En la época de la URSS se lleva el centro de poder y cultural a Moscú como un movimiento de quitarle poder a San Petesburgo que representaba a los zares. Siempre tuve curiosidad por el cambio de nombre del Teatro Mariinsky a Kirov y de nuevo a Mariinsky tras la disolución de la URSS. Se menciona que Kirov era el militar a cargo de San Petesburgo (en esa época Leningrado) que fue asesinado por Stalin. En su “honor” Stalin mandó cambiar el nombre del teatro. En esta época se sistematiza la enseñanza de la danza, con lo que actualmente se conoce como la técnica rusa o Vaganova. Se hacen obras a pedido del gobierno con temas autorizados por el gobierno.

Durante la Segunda Guerra Mundial Inglaterra comienza a cobrar fuerza dentro del mundo del ballet y se instaura el Royal Ballet, el cual es relativamente nuevo si se compara con los ballets de Francia y Rusia. En Estados Unidos la escena dancística cobra fuerza sobre todo en Nueva York, se forman teatros privados patrocinados por empresarios que dictan los temas de los bailes. Durante la guerra fría existe también una lucha para probar quien tiene la mejor posición en la escena mundial del ballet.

A grandes rasgos esto es lo que cubre el libro, hablando de la parte histórica. En la siguiente entrega haré mi crítica que se centra sobre todo en el siglo XX.

Apollo’s Angels
Jennifer Homans
Random House
Nueva York, 2010
643 pp

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